A veces creemos que el libre albedrío está en llamar o no a nuestros ángeles, en permitirles interactuar en nuestra vida o simplemente dejarlos fuera de ella; he aprendido que el libre albedrío consiste en realidad en abrir mi corazón a esta abundancia angelical, a esta luz divina que siempre ha estado y estará presente. El libre albedrío entonces consiste en permitirme ver y confiar en aquello que recibo.